¡Hola queridos lectores!

¿Alguna vez les he dicho que me encantan las filmaciones de época? Siento una fascinación por ellas, sobre todo aquellas donde les ponen atención a los detalles.

Los vestuarios, la utilería, los escenarios… cuando el guion técnico cubre adecuadamente lo que vemos en pantalla, tiene garantizada mi aprobación visual sin importar la historia

Pero en Maldita, la historia es tan buena como su calidad de producción.

Supe de esta serie por las redes, hablaban de un nuevo show fantástico juvenil, el cual es uno de mis géneros favoritos; pero como he tenido varias decepciones en adaptaciones de ese género, no quería perder mi tiempo viendo algo que no me iba a gustar.

Sin embargo, la semana pasada, estaba navegando en la aplicación peoople, y leí la recomendación de una persona. Esta app no permite escribir más de 300 palabras, así que solo pude leer que la estaba empezando a ver y que le estaba gustando. Cómo sé que tengo gustos similares a la recomendante, me animé a verla.

Les comento que lo que me enganchó desde su primer capítulo, más que la historia en sí, fue su producción. La serie está muy bien elaborada. Los atuendos, los objetos que acompañan a los actores en cada escena, los paisajes, ¡oh!, ¡los paisajes! Son una belleza: los bosques, las praderas, los castillos, los ríos, los castillos antiguos… en conjunto, cada uno de esos detalles estuvo perfectamente situado.

La serie trata temas profundos como la persecución religiosa, el desplazamiento de seres vivos, la lucha por el poder a costa de la población, entre otros asuntos; y debido al tema mágico que la rodea, es bastante entretenido y bien enfocado.

El empoderamiento femenino también es un factor a favor, aunque hay héroes de todo tipo dentro de la historia, que la protagonista sea una chica imperfecta, llena de dudas, pero valiente y decidida, es refrescante, y Katherine Langford lo hace muy bien.

Como contraparte, tenemos a Arturo, un mercenario que roba y asesina por dinero, un hombre que cayó en desgracia por las deudas de su padre.

Aunque me gusta cuando re-imaginan las historias, hay algo de este personaje que no me gustó del todo, hasta el sol de hoy intento descifrar qué es y no lo logro señalar.

Quizás tiene algo que ver con su representación; aunque Devon Terrell es un actor muy atractivo, me parece que le otorga una vulnerabilidad que no coincide con la valentía y fortaleza que Arturo ha simbolizado en todas las variaciones de la leyenda de Excálibur. Pero, ¡ey!, es mi percepción, nadie debe sugestionarse por eso.

Luego está el famoso Merlín… a diferencia del cambio que le hicieron a Arturo, la variante de este personaje me gustó más. Borracho e irresponsable, sigue siendo un personaje muy importante con un protagonismo innegable. Además, no pudieron haber escogido un mejor actor que Gustaf Skarsgard para interpretarlo, por lo menos, a mi parecer, coincide totalmente con lo que se quiso personificar en este mago.

Por otro lado, aunque no fue una protagonista central, a mí me encantó Pym (Lily Newmark). Con una belleza rara y excéntrica, su buena suerte, inseguridades e ingenuidad me entretuvieron. Definitivamente es uno de mis personajes favoritos.

Otro personaje que me agradó, aunque apareció muy poco, fue Yeva, interpretada por Olwen Fouéré. Ella es una bruja de la raza Alas de Luna, medio loca y malhumorada, sus escasas intervenciones fueron divertidas y precisas. Me sacó varias carcajadas.

Por último, solo me queda hacer una observación: sentí que la historia decayó los últimos dos capítulos, y que una escena del capítulo final, pareció que le hizo falta presupuesto. Evidentemente estoy mal acostumbrada a Juego de Tronos y sus opulentos acontecimientos; pero no fue solo eso, sentí que la trama también se puso un poco floja.

Sin embargo, les aseguro que quedé con ganas de ver más, ¡y espero con ansias la siguiente temporada! (cruzando los dedos para que la aprueben 🤞, todavía no se sabe)