Para quienes hayan leído mis recomendaciones en este blog, probablemente
se dieron cuenta de que yo veo y escucho de todo, no me limito a ningún género,
siempre estoy en la búsqueda para conocer diferentes cosas, sentir diversas
emociones, aprovechar lo que muchos artistas nos ofrecen para nuestro disfrute.
Ya sea una canción, un libro, un poema, una película o una serie, normalmente
su contenido siempre tiene mucho que mostrarnos, no solo por el resultado, sino
por todo lo que conllevó su creación.
Así que bien, voy a comentarles sobre otra producción de Netflix que me
encantó: The Umbrella Academy.
Este programa está basado en una serie de comics con el mismo nombre,
creado por Gerard Way, el vocalista y líder de la banda de rock My Chemical
Romance, quien antes de ser músico, estudió artes visuales con la intención de
crear comics.
Luego de desviarse de su camino, con un rechazo de Cartoon Network y su
carrera musical, finalmente encontró la oportunidad de desarrollar la historia
de The Umbrella Academy junto al ilustrador Gabriel Bá (bajo el sello Dark
Horse).
La trama trata más o menos de lo siguiente: Todo comienza en 1989,
cuando 43 mujeres alrededor del mundo dieron a luz a hijos de los que no
estaban embarazadas ese día cuando despertaron, inexplicablemente, simplemente
tuvieron contracciones y unos bebés nacieron.
Es así como aparece el multimillonario Reginald Hargreeves, quien trató
de adoptar (comprar) la mayor cantidad posible de esos niños, logrando recoger
únicamente a 7 de ellos, ubicándolos en una gran mansión en donde funda The
Umbrella Academy, la institución que se encargaría de desarrollar sus poderes
(sí, todos tienen poderes paranormales) y prepararlos para salvar el mundo.
Pero los planes no resultan como lo esperaba Hargreeves, cada miembro de
esta disfuncional familia crece con diferentes apreciaciones sobre el “método
de crianza” del que consideran su padre y deciden tomar rumbos separados cuando
llegan a la adultez.
Años después, es cuando realmente empieza a desarrollarse la historia en
la serie, los hermanos se reencuentran en la mansión al descubrir que su “padre”
había muerto en circunstancias sospechosas y deciden investigar su fue
asesinado.
Durante este reencuentro vuelve uno de estos “hermanos” con el mismo
aspecto de niño que tenía cuando desapareció tiempo atrás, explicando que había
estado vagando solitariamente por 30 años en el futuro, luego de que un apocalipsis
matara a todos los habitantes del planeta unos días después de la muerte del “padre”.
De esta manera, a pesar de que algunos de ellos no se soportan y mucho
desearían nunca haber tenido los poderes que tienen, los “hermanos” deciden
unir fuerzas para descubrir la razón por la que en pocos días algo, o alguien, le
va a poner fin al mundo.
Aunque la explicación anterior muestra un poco de la premisa, la
historia es mucho más interesante y compleja, tiene unos personajes secundarios
espectaculares que aportan una riqueza exquisita al contexto.
Visualmente no se queda atrás, los efectos especiales están bien hechos,
los vestuarios me encantaron y la escenografía le brinda un complemento que la
hace adictiva a la vista.
Indiferentemente de todo lo expuesto, les voy a confesar lo que más me
gustó en cada episodio: la banda sonora.
La combinación de ciertas escenas con sus montajes musicales, crean
momentos interesantes que despiertan emociones, tanto así, que las canciones se
convierten en personajes protagonistas mientras duran sus armonías, sobre todo
en las que están vinculadas con peleas cuerpo a cuerpo.
Hay otro aspecto a considerar al momento de apreciar esta serie, el
creador de la historia original está involucrado en la producción ejecutiva, es
decir, aunque hay ciertas diferencias entre el comic la adaptación a la
pantalla chica, su escritor forma parte de la serie, por lo que la esencia de
la trama y sus personajes se mantiene.
No tengo mucho más que decir sin revelar spoilers, simplemente que, si
buscan una historia de súper héroes diferente, esta es una excelente opción. Se
las recomiendo.
Hasta la próxima, les mando un abrazo literario.